Manipulación

Buenos días, gentes. Hoy os voy a hablar de la manipulación psicológica dentro del BDSM. Y lo voy a hacer desde mi experiencia personal y de mis años en el mundillo: lo que he visto y lo que me ha ocurrido a mí misma.

En el momento en el que se habla de manipulación en las relaciones D/s, enseguida se nos viene a la cabeza la imagen de una persona dominante manipulando a una sumisa, ¿verdad? Al fin y al cabo, está en la posición perfecta para que eso suceda.

Por la misma dinámica y naturaleza de nuestros vínculos, algunos comportamientos tóxicos son más fáciles de enmascarar y hacer pasar por relaciones jerárquicas y verticales, cuando en realidad se trata de abuso. Después de todo, quien manipula desea ejercer el control sobre una persona y obtener beneficio de ello.

¿Qué diferencia hay entonces con una relación de verticalidad, donde un rol puede “controlar” al otro? Muchas, pero yo destacaría unas cuantas: la coacción, la falta de consenso, la distorsión de la realidad o mentiras, el uso de la culpabilidad o de los puntos débiles de la víctima.

En la manipulación siempre hay un ganador y un perdedor. En una relación sana de BDSM ambos son ganadores y ambos van a disfrutarlo.

¡Pero, vaya por dios! ¡Resulta que no sólo los dominantes pueden ser manipuladores! Os lo digo sin duda alguna: hay quien usa su rol sumiso de maravilla para hacerlo.

Los manipuladores suelen ser personas egocéntricas, incapaces de ponerse en el lugar del otro ni sentir empatía. Van a lo suyo, a ganar. Nada ni nadie es más importante que ellos y lo que ellos quieren obtener. Carecen de escrúpulos y de remordimientos. Y, por lo que yo he vivido, les encanta crear escenarios donde azuzan a sus víctimas, para que sientan rivalidad y celos. O para que se sientan culpables.

Y sí, un sumiso también puede hacerlo. ¿Queréis que os cuente la primera vez que me sucedió a mí?

Pues cuando yo empecé en el BDSM conocí a quien se acabaría convirtiendo en mi pareja y sumiso. Era un hombre casi diez años mayor que yo, inteligente y con un don de palabra increíble. Se expresaba de maravilla, te hacía vibrar y sentir especial.

Lo malo es que, a pesar de todo lo que hablaba, durante meses no se le ocurrió decirme que estaba casado. Porque “le daba miedo perderme”. Me hizo creer que estaba libre para conseguir lo que quería. Y solo lo confesó una vez que vio lo pillada que estaba ya.

Sí, su juego de manipulación comenzó desde el primer minuto. Y no acabó ahí, no.

Otro ejemplo: me contaba lo mala que era su mujer, porque hacía xxx. Y cómo yo era muchísimo mejor, porque no lo hacía (siendo xxx cualquier cosa que a él no le gustase).

O que ella no entendía sus necesidades sumisas. No como yo, claro.

Ejem…

Había comparación continua. Hacía que de algún modo “compitiéramos”, aunque yo era la mejor siempre, me regalaba el oído continuamente. No por mí, que conste, sino para que sus palabras actuaran como refuerzo positivo. Todo con el objetivo de que hiciera lo que él quisiera.

Mentía, malmetía y manipulaba.

Si quería seguir “ganando” esa competición ficticia que me había montado ya sabía exactamente qué tenía que hacer.

Que sí, era así de inocente. No sé siquiera si había oído hablar de la manipulación dentro de las parejas por aquel entonces. Ahora es distinto, hay cientos de websites hablando de relaciones tóxicas, de personalidades narcisistas, de luz de gas, de tantas y tantas cosas. Bueno, pues, ¿sabéis? A pesar de que tengamos más información, sigo cayendo.

Y cuando estás dentro no es fácil de ver. A veces no es tan obvio y otras simplemente dudas. Porque esa persona cercana a ti no te haría eso, ¿verdad? Esa persona te quiere o te aprecia. Eso les pasa a otros…

Pues déjame que te diga que no. Nos pasa a todos.

Y no tiene que ser en relaciones de pareja siquiera. Pueden ser simples amigos o conocidos. Me ha ocurrido. En Twitter. Hace muy poquito.

Yo diría que, si tenéis la suerte de daros cuenta de algo, si sospecháis que os pueden estar manipulando, o veis algunos de estos comportamientos que os voy a relatar, no os cortéis: pedid ayuda o consejo a algún amigo. O al menos, estad más pendientes. No penséis que eso no os va a pasar a vosotros. Y mucho menos que no os va a pasar por el rol que tengáis. Las personas son personas, independientemente de su rol.

Venga, que os cuento un par de ejemplos que he vivido en los últimos meses:

1. Gaslighting o luz de gas: el manipulador te hace dudar de tu propio criterio. Lo que tú piensas no es para nada lo que está pasando, ni lo que ha querido decir. Eres muy injusto y estás malinterpretando.

Es muy complicado de detectar. Y si llegas a hacerlo, bien por ti mismo o porque alguien te avise y empieces a tener la mosca detrás de la oreja, puedes pensar que lo hace sin querer. Conmigo usaba la culpabilidad: me sentía fatal, porque ella “no estaba haciendo nada de lo que yo creía, todo estaba en mi cabeza”. Y yo cada día peor y más confundida.

Es duro. Y la persona que me lo hacía lo estaba pasando mal, me consta. Pero me estaba hundiendo con ella, intentando alejarme de mis familiares, amigos y de cualquier otra relación que tuviera. Malmetía para que yo misma cortara con todo. Solo ella me entendía. Y todo el mundo estaba en su contra. Y en la mía, por lo visto.

Al final me tuvieron que sacar desde fuera, me dieron la mano y tiraron de mí, porque me sentía muy culpable y no tenía para nada claro si era manipulación o no. Todo el mundo, desde fuera lo veía clarísimo. Yo, desde dentro, no.

2. Decir medias verdades y modificar la realidad. Hace unos meses conocí a una persona a la que le pillé muchas “mentirijillas” tontas. Exageraciones, sobre todo. Me caía bien y como eran pequeñeces pensaba que lo hacía para impresionarme y tal. Además, en público decía unas cosas y en privado otras distintas. Incluso me hablaba mal de personas en privado, y en público las alababa. A veces alguno se enzarzaba con él, diciendo que lo que contaba no se ajustaba a la realidad. Y, a pesar de saber que “exageraba”, le defendí.

Y es que yo no pensaba mal de él, lo achacaba al postureo, entre otras cosas.

Resultó que no era tan inocente. Buscaba enredarme, que yo actuara como a él le convenía, manipularme a su conveniencia y sacar beneficio de ello. Y lo hizo.

Desde ese momento una persona que actúa o dice cosas distintas en su TL y en los MDs enciende todas mis alarmas. Y me da igual que lo achaque al postureo. Yo prefiero la verdad, muchas gracias.

Otra cosa que aprendí es a no defender acciones perniciosas, aunque crea que están hechas sin malicia, por muy amigos que sean los que las cometen.

Bueno, pues esas son mis dos experiencias más recientes. Pero desde fuera he sido testigo de muchas más. De vez en cuando abusadores, maltratadores y manipuladores se camuflan en la escena. Así que os voy a poner algunas frases que veo a menudo en el BDSM y que pueden llevar a manipulación:

“Si no haces xxx, no eres un buen sumiso”

“En el BDSM/FemDom/Ds se hace así”

“Los buenos sumisos no tienen límites”

“Querer negociar es tratar de dominar desde abajo”

“Un sumiso no está para sentir placer”

“El placer el sumiso es el de su dominante”

“Tú no serías capaz de dominarme”

“Si no haces xxx práctica, no eres sumiso/dominante”

“Las otras sumisas eran unas inmaduras, no como tú”

Os vais haciendo una idea, ¿no?

A ver, estas frases por sí solas no quieren decir que te hayas encontrado seguro con un manipulador. Hay personas confundidas ahí fuera que no han entendido muy bien las dinámicas y conceptos de nuestras relaciones. O que están de postureo. Pero si hablas, explicas y dialogas y se siguen manteniendo en sus trece, estate alerta. Y si la gente del mundillo te avisa de algunas cosas, estate alerta también. Más vale prevenir que lamentar.

Así que resumiendo: la manipulación se puede dar en cualquier tipo de relación, pero hay quien usa su rol para perpetrarla y camuflarla en el BDSM.

Tened cuidado ahí fuera.

1 Comment

  • Eved Ne’eman Posted enero 7, 2022 7:14 pm

    Las personas manipuladoras tienen grandes habilidades a la hora de distorsionar nuestras capacidades, haciendo que dudemos y haciéndonos sentir frágiles o inferiores. Tienen la capacidad de identificar nuestras debilidades y utilizarlas en nuestra contra. Como habéis dicho, son especialistas en el manejo de las emociones para conseguir que nos sintamos culpables por algo que ni siquiera hemos hecho y que, por ende, accedamos a sus peticiones o intereses.

    Muchas gracias por compartir con todes nosotres vuestra experiencia. Es muy enriquecedora.

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