Hoy os voy a hablar del FinFet y de otras formas de “aprovecharse” de los sumisos. Y voy a tratar este tema porque uno de los aspectos que más disfruto en el FemDom también es considerado por muchos una manera de abusar y explotar al sumiso.

Hablo del servicio.

FINFET, SERVICIO Y OTRAS FORMAS DE APROVECHARSE DE LOS SUMISOS

Antes de conocer a personas con gustos, en teoría, similares a los míos, cuando imaginaba lo que sería tener un sumiso, pensaba lo usaría para hacerme la vida más cómoda y fácil. Y es que disfruto al sentirme servida con diligencia y con formas cuidadas, y no solo de los beneficios que pueda obtener de ese servicio. Es lo soñaba desde que tengo uso de razón.

En una de mis fantasías de toda la vida mi sumiso llega, me presenta sus respetos de rodillas, me pide permiso para limpiar y anota mis instrucciones. Hace el trabajo que le he ordenado, concienzudamente, en silencio y sin molestarme, mientras yo leo o escribo. Al terminar se postra para besar mis pies, me pregunta si quiero revisarlo, si puede servirme en algo más o si deseo que se retire.

Muy sencillo.

Como a veces digo, puedo mezclarlo con prácticas sexuales, kink o fetichistas, pero ni lo necesito ni lo quiero siempre. Lo que busco en la dominación es ser servida de verdad, divertirme llevando a mi sumiso más allá. Sentir que puedo hacer lo que desee, porque es mío y será dócil y obediente. Y todo eso es lo que me me produce placer, lo que me hace vibrar.

Pero esto que describo para mucha gente es sinónimo de aprovecharse. Los sumisos me lo hicieron sentir así durante años. Que no era razonable, decían. Que eso no era más que una manera interesada de “sacar tajada del BDSM”. Hasta que acabé frenándome, pensando que mi forma de sentir la dominación estaba mal. Me acabé adaptando a ellos con tal de experimentar en la vida real algún destello ocasional, parecido a los que me removían por dentro en mis sueños. No debí haberlo hecho, porque me hacía sentir sucia. Simplemente hay mil formas de vivir el BDSM y yo no había encontrado la persona adecuada.

Porque para más inri, cuido de quien se somete a mí. Me aseguro de que esté feliz y satisfecho. No es un “exigir sin dar nada a cambio”. Me entrego a ese vínculo tanto como se entregan a mí. Y digo más: sin su felicidad no puedo ser feliz yo. Pero se ve que eso no contaba.

Al final acabé abandonando la comunidad. Y cuando, años después, regresé al FemDom me vi en una tesitura. La edad te da experiencia y te hace ser más tú, sin importarte lo que piensen desde fuera. Pero al conocer a quien sería mi esclavo, todavía me pesaba mi experiencia anterior. Y así estaba, sin atreverme a pedir un servicio que deseaba sobre todo lo demás. Tuvo que ser él quien insistiera (sí, insistiera) en que fuera yo misma. Él estaba para servirme. Lo necesitaba, le hacía más libre. Y más mío. No se trata de aprovecharse, si ambos lo desean y lo disfrutan.

Muchas veces se habla de lo que crece un sumiso en manos de un buen Dominante. Pero la libertad que te da un buen sumiso, es magia. Me he abierto como nunca. Ya no necesito “muletillas”, soy lo que soy y me gusta lo que me gusta. Y si me tomo tiempo en explicarlo es porque sé que hay más gente como yo y quiero darles voz y hacerles ver que lo que sienten está bien. No es abuso si es deseado, disfrutado y consensuado.

Ahora uso a mi esclavo para mi conveniencia y lo digo sin reservas. Haciendo mucho hincapié en la palabra “uso”. Eso es lo que a mí me gusta y lo que a mí me llena. ¿Y sabéis qué? A él también. Lo dicho, es absolutamente consensuado y deseado por los dos. Si no fuera así, simplemente no podría hacerlo.

Pero bueno, que lo mismo estoy aquí hablando y sin embargo tú eres una persona inclinada al servicio…. Hum ¿Es, así? ¡Perfecto! En ese caso déjame que te de algunos consejos, porque me he encontrado con sumisos que se ofecen a servir sin pararse a pensar un poquito en lo que están haciendo.

  1. Conócete a ti mismo. Por poner un ejemplo, ¿de verdad quieres limpiar? Quizá lo que te guste sea vestirte de con ropa fetichista de “chacha” y hacer un juego de rol así. Muy válido, pero no es lo mismo.
  2. Sé realista. Si vives en la otra punta del país no te ofrezcas para cocinar, hacer recados o dar masajes. Lo mismo hay otras cosas que puedes hacer. Y si no es el caso, quizá esa relación no sea viable.
  3. Piensa en lo que sabes y no sabes hacer. Prepárate, aprende y ofrécete cuando sepas, y no antes. Pero recuerda preguntarle a tu Señora si lo quiere hecho de algún modo en concreto.
  4. No te ofrezcas para ir a casa de una completa desconocida, porque lo más seguro es que te diga que no. No solemos meter a extraños en nuestras viviendas, es un peligro. Si quieres servir, lo más probable es que tengas que tomarte tu tiempo en construir la relación y la confianza necesaria.
  5. ¿Tienes el tiempo y el interés suficiente? Si tus ganas de servir son fruto de un “calentón” que te dura media hora, o si estás ocupado todo el día, puede que no sea lo más idóneo para ti. Hay otras opciones, descuida.
  6. Y esto no tendría ni que decirlo, pero no te ofrezcas a servir a chicas adolescentes, menores de edad. Este tipo de vínculos son para adultos, haya o no algo sexual.
  7. Recuerda: una cosa son las bases de la relación, donde hay igualdad, cuidados y respeto y otra las dinámicas que pactéis. Da igual si son juegos puntuales o un vínculo permanente. Siempre deseado, disfrutado y consensuado por todas las partes. Puedes poder límites y parar si lo necesitas.

Y ahora hablemos del FinFet: al sumiso o fetichista financiero le gusta ofrecer su dinero y a la persona que lo recibe, le gusta recibirlo. Yo he hecho algunas encuestas en Twitter, y el FinFet siempre sale como uno de los fetiches más minoritarios dentro del mundillo. Minoritario, pero existente.

¿Que habrá mucha gente que se haya apuntado por la aparente facilidad para obtener dinero sin esfuerzo? Por supuesto que sí; pero las personas a las que nos gusta usar a los sumisos, que nos sirvan en otros aspectos fuera del plano rigurosamente sexual, también existimos.

¿Eso significa que no se dan abusos y estafas dentro del FinFet?

Ojalá fuera así, pero como en el resto del BDSM, se pueden esconder timadores, personas con pocos escrúpulos, farsantes, y manipuladores. Y al ser un fetiche que involucra dinero, atrae a muchísima gente que no tiene ni idea de seguridad, prácticas o sentires bedesemeros y que sólo busca ganancias fáciles.

Pero no os preocupéis, que aquí vamos a aprender a distinguir los peligros, a practicarlo de manera sensata y minimizar los riesgos en la medida de lo posible. Si lo haces con cabeza y no te dejas llevar por fantasías extremas, puede resultar muy placentero.

Lo primero es entender una cosa: para algunos fetichistas, que la persona a la que va a servir, tributar o lo que sea, se sienta dominante o no, es irrelevante. No todo el mundo debe tener un rol en el BDSM para poder practicarlo. Así que ahí no estaría el quid de la cuestión. Y tampoco en si la persona que lo hace tiene más o menos clase, educación o estilo. Porque para gustos, colores.

Las claves están exactamente en lo mismo que cualquier otra práctica BDSM:

¿Es deseado?

¿Es disfrutado por todas las partes?

¿Se puede parar cuando se desee?

¿Se ha consentido sin vicio ni manipulación?

¿No afecta a terceros que no han dado aprobación?

¿Se ha hablado de riesgos, límites y limitaciones?

Si la respuesta a todo es que sí, y somos adultos en plenas facultades, no hay abuso.

Os voy a dar algunas claves para practicalo, con seguridad; evitar timos y malas praxis.

  1. Procura conocer a la persona a la que vas a tributar. Fíjate en sus RRSS. Mira si se puede hablar con ella fuera de rol, si no trata de manipular, si respeta los principios del BDSM (consentimiento, limites, seguridad, etc). Si dice cosas como “no eres sumiso si no tributas”, “eres un mal sumiso” o “te voy a arruinar” y lo hace en serio y no como parte de unas dinámicas deseadas y consensuadas MUCHO CUIDADO.
  2. Eres una persona que se merece educación y respeto de base. RECUÉRDALO. Otra cosa son las fantasías de degradación y supresión que tengas. Eso son las dinámicas, que deben ser pactadas, consentidas y disfrutadas. Entiendo que pensarlo así no te de morbo, pero si no ves la diferencia, tienes muchísimas papeletas para que abusen y que te destrocen de verdad. Cuídate.
  3. Fija un límite de lo que vas a gastar en este fetiche, que te puedas permitir, no te cause problemas ni a ti ni a los tuyos y que, mínimo, te permita vivir con holgura. Quizá tengas fantasías de supresión donde te arruinan, mientras ella vive como una diosa. Pero os aseguro que sufrirlo en la vida real es terrible. Yo he tenido que ayudar a algún amigo sumiso a llegar a fin de mes. Y he escuchado casos peores.
  4. Sé franco y comunicativo con lo que quieres y lo que necesitas y exige lo mismo de la otra persona. Es importante tener ideas parecidas y expectativas que estén claras para ambos. No es lo mismo un juego puntual que una relación permanente que incluya más que FinFet. Avisa de tus límites, y si te presionan para ir más allá, es una RED FLAG ENORME
  5. Nunca practiques bajo los efectos de drogas o alcohol o cualquier estado en el que no seas capaz de mantener el control o pensar claramente.
  6. Cuidado con las amenazas y los chantajes. Se dan más de lo que te puedas imaginar. Mucha atención con quién compartes información personal. No dejes que un calentón te ponga en riesgo.
  7. Recuerda que lo haces porque quieres y disfrutas. Si sientes que estás enganchado, si después te arrepientes o te hace sentir mal: debes intentar parar. El FinFet puede enganchar. Si piensas que eres adicto y no consigues salir por ti mismo, debes buscar ayuda. Si la persona con la que lo estás llevando a cabo es cabal y se rige por la ética, se lo puedes decir. Y si no para o intenta aprovecharse de tu estado, sal de ahí y no mires atrás.

Ea, ya sabéis cómo hacerlo.

De nada.

Y por último, resumo un poco mi post: todo lo que tenga que ver con el fetichismo, la sexualidad y los kinks más comunes, se acepta dentro de la comunidad. Sin embargo, si tu “fetiche”, es que te sirvan de forma real y no un simple juego de roles, eso ya no está bien. Y ya no hablemos si el fetiche es el FinFet.

En general todo lo que conlleve algún tipo de “ganancia” de la parte Dominante, que no sea estrictamente sexual, sadomasoquista o fetichista, es, para una gran parte de la comunidad, aprovecharse.

Quizá sea este un buen momento para recordaros que, desde fuera, también marcan nuestros fetiches como inaceptables, como abuso, misoginia y erotización de la violencia. Nos tratan de desviados, de enfermos, de maltratadores. Y sin embargo, nada más alejado de la realidad.

Y resulta que desde dentro hacemos lo mismo. También marcamos ciertas prácticas como inaceptables, cuando el problema son los abusos y las malas praxis. Y digo hacemos, porque yo también he caído en eso. Ya es hora de que nos lo miremos.